Sorpresas que nos trajo la Billie Jean King Cup 2024

Fue uno de los momentos icónicos de la semana de la Billie Jean King Cup. Italia dejó afuera a Polonia con un último punto de película: en el match point del doble, Sara Errani sirvió de abajo ante Iga Swiatek y terminó ganando con un globo que obligó al error de la campeona de Roland Garros.

Lejos de ser una provocación, el saque de abajo de Errani es un recurso que la italiana utiliza constantemente. Quedó instalado en su juego a partir de su regreso tras la suspensión por doping, en 2017. Aquel momento era especial para ella: con muchas dudas sobre su futuro, necesitó de la ayuda de una psicóloga. Su difícil momento le quitó coordinación a su saque, más específicamente en la tirada de pelota (toss). Por eso, en aquellos años el saque de abajo era más que un recurso.

Esta vez, salió casi sin pensarlo. Swiatek devolvió con un fuerte revés al fondo, Errani se defendió y conectó el globo que definió el partido. Se dejó caer, extasiada. Unas horas más tarde, en la final ante Eslovaquia, lograría nuevamente la Billie, como lo hizo en 2013, cuando fue protagonista en individuales.

Final de Roland Garros, final de Wimbledon, medalla olímpica en dobles en los Juegos Olímpicos de París, N° 4 del mundo (mejor ranking histórico de una jugadora italiana, misma posición que ocupó Francesca Schiavone). Y campeona de la Billie Jean King Cup. Allí estaba Jasmine Paolini, gritando “Somos las campeonas del mundo” en el video del equipo y la Copa. La gran figura de la Billie Jean King Cup.

La responsabilidad de Paolini era gigante, porque la top ten del equipo no puede fallar. Su única derrota en la semana fue lógica, ante Swiatek, y en tres ajustados sets.

“Ha sido un año sensacional. No me lo habría creído si me lo decían hace unos meses”, le contó Paolini, de 28 años, al diario As. “Esta es la mejor manera de acabarlo, con este trofeo, y hacerlo con el equipo es increíble”.

Si hubiera que elegir un premio a la “Jugadora Más Mejorada” de la semana de la Billie, sin duda el título iría para la eslovaca Rebecca Sramkova.

No finalizó la semana campeona como Jasmine Paolini o terminó invicta como Emma Raducanu (tres victorias sin perder sets), pero fue una pieza clave en Eslovaquia, el sorpresivo finalista y campeón de la Copa en 2002.

Sramkova, quien carga una dura historia por detrás (pelea con su padre, quien la echó de su casa, y una etapa juvenil con escasos recursos económicos), logró excelentes triunfos sobre Danielle Collins, Ajla Tomljanovic y Katie Boulter, antes de perder fácilmente ante Paolini en la final.

Este año, Naomi Osaka regresó al equipo japonés (no jugaba desde 2020), aunque lamentablemente debió perderse las Finales de Málaga por un problema en la espalda y en los abdominales. Pese a la ausencia, el equipo japonés produjo actuaciones memorables gracias a Nao Hibino y Ena Shibahara.

Hibino había sido protagonista en la serie de Qualifiers al ganar dos singles frente a las kazajas. Su gran triunfo ante Yulia Putintseva clasificó a las niponas por primera vez a las Finales. Ya en Málaga, fue Ena Shibahara quien se convirtió en protagonista tras la derrota de Hibino en la apertura, y luego les tocó el turno a las doblistas Yuko Aoyama y Eri Hozumi.

La victoria ante las rumanas significó la octava serie consecutiva ganada por Japón desde que la legendaria Ai Sugiyama asumió la capitanía. La racha se cortaría ante Italia en cuartos de final, pero no sin dejarlo todo: Shibahara derrotó a Elisabetta Cocciaretto en el primer single, y luego Jasmine Paolini y Paolini-Errani darían vuelta la serie.